miércoles, 28 de noviembre de 2012

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El día que el Córdoba volvió a hacer historia


Empató (2-2) con la Real y accede a los octavos de la Copa por tercer año seguido Se enfrentará a un Barça de leyenda en partido oficial cuatro décadas después

El día que el Córdoba volvió a hacer historia
LUSA/MICHELENA
Real Sociedad
2
Córdoba CF
2
Cuatro décadas han supuesto una espera demasiado larga. El Córdoba certificó anoche en Anoeta, con un merecido empate (2-2) tras el 2-0 de la ida, la gesta de eliminar a la Real Sociedad, un rival de Primera al que minimizó, y sellar su clasificación para octavos de final de la Copa del Rey, donde ya espera al Barcelona (hoy juega la vuelta ante el Alavés con 3-0 de ventaja), por tercera temporada consecutiva. Racing de Santander, Betis y Real Sociedad ya están en las esquelas de sus víctimas en el torneo.
El Córdoba no se había dado el placer de jugar ante un «grande» desde hace 40 años. En concreto, el último partido ante el conjunto catalán fue el 7 de mayo de 1972. Este Córdoba por fin ha conseguido que los sueños de grandeza de su afición se conviertan en realidad, aunque, de momento, sólo sea por dos días (12 de diciembre la ida en El Arcángel y 9 de enero la vuelta en el Camp Nou). Esta plantilla, con el técnico Rafael Berges a la cabeza, han entrado por la puerta grande en los 58 años de historia del club.
El impacto económico, social, publicitario y mediático de enfrentarse ante el FC Barcelona tiene un valor incalculable. Con el otro «Gordo» de Navidad (Barça), todos ganan. El club salvará el presupuesto de esta campaña 12/13, como ya logró el año pasado con la venta de Javi Hervás al Sevilla. Será un respiro económico para un club que tiene que empezar a cumplir con el convenio del concurso de acreedores. La plantilla se embolsa una interesante prima por eliminar a la Real Sociedad. La afición se lleva la alegría y el premio que merecía desde hace cuatro décadas. Y la ciudad tendrá una publicidad gratuita, amén del estímulo económico del sector servicios en temporada baja.

De menos a más

El Córdoba fue, en la lluviosa noche de ayer en San Sebastián (no paró en todo el duelo), de menos a más para conseguir la gesta de apear al conjunto «txuri urdin» y acariciar la gloria de enfrentarse al Barcelona, posiblemente el mejor equipo de la historia del fútbol, de Messi, quizás el mejor futbolista de todos los tiempos.
La primera mitad siguió una senda pesimista. Berges optó por el bloque titular, con algunos matices: Saizar y Patiño. Además, apostó por el 4-1-4-1, con Abel junto a Caballero por detrás del único atacante. El equipo prolongó las carencias defensivas de las últimas semanas. La Real se sentía a gusto ante un bloque frágil y vulnerable atrás. Griezmann, «Chory» y Agirretxe cogían una y mil veces la espalda a una defensa con muchos metros por detrás. En una de ellas, cuando el equipo jugaba con 10 mientras Fernández era atendido de una brecha en la ceja, Griezmann, en clarísimo fuera de juego, hacía el 1-0 de tiro cruzado a los 20 minutos.
El Córdoba sufrió mucho para mantener ese resultado al descanso. Los donostiarras empujaron de lo lindo. Pese a las facilidades, el equipo mantenía el tipo en ataque. López Garai tuvo un gran cabezazo e incluso Abel pudo marcar de gol olímpico. Las sensaciones en ataque permitían seguir soñando, a pesar de que pudiese llegar el segundo de la Real.
El partido cambió de rumbo en la segunda mitad. El Córdoba dio un pequeño paso atrás para dejar sin espacios la velocidad arriba del rival. Los de Berges paralizaron el ataque de la Real. Y no dejaron de apostar por marcar. En el tercer intento a balón parado, el Córdoba cazó el empate y la eliminatoria. Abel Gómez, decisivo cada vez que juega últimamente, puso el balón en la testa de Patiño para que lograse el 1-1. Lo celebró Kiko Olivas y las cámaras con él, pero el árbitro le dio el gol al madrileño en el acta como parecía por las imágenes.
A los locales le entraron los nervios. Philippe Montanier desplegó todo el arsenal de la Real Sociedad: Prieto, Ifrán y Carlos Vela. Pero, el Córdoba lo tenía maniatado e incluso era superior. Tanto, que aprovechó su segundo contragolpe para sentenciar la clasificación. Dubarbier controló perfecto en el área y fusiló a Zubikarai. El equipo dedicó la clasificación a Rennella, que se perdió la vuelta por el fallecimiento de su padre.
Los 20 minutos finales sólo sirvieron para retrasar un poco más la fiesta blanquiverde sobre Anoeta. En ese tiempo, Agirretxe hizo un empate que ni dolió. La Copa ha dado una alegría inmensa que debe aprovecharse y servir de estímulo para reconducir la situación en la Liga en los dos próximos partidos en casa (Xerez y Sporting de Gijón). ¡Barça, te esperamos! ¡Messi, te esperamos!

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